Nuevas medidas: ¿contribuyen a mejorar la calidad del aire?

Autor: Roberto Albornoz|
La mala calidad del aire ya se ha hecho una costumbre del invierno en Chile, las restricciones vehiculares, las preemergencias y emergencias ambientales, son, lamentablemente, una situación regular, pero no solo en Santiago, pues otras regiones del país también están sufriendo estas consecuencias.

Según el Índice de Desempeño Ambiental 2018 (EPI por sus siglas en inglés) Chile se ubica en el puesto 84, los autores del estudio apuntaron a que la contaminación del aire y pérdida de bosques influyen en los resultados de nuestro país.

Esta medición, realizada por las universidades de Yale y Columbia cada dos años, también posiciona a Chile en el número 11 de América Latina, considerando a 20 países que fueron parte de la evaluación.

Las situaciones de preemergencia que ya se han dado este año hicieron que el senador Guido Girardi, presidente de la Comisión de Salud del Senado, pidiera a autoridades de Gobierno “tomar medidas eficaces para mitigar el daño a la salud de las personas en cada uno de estos episodios” y agregó que “cada vez que hay una preemergencia en la Región Metropolitana el riesgo de morir aumenta un 6%, pero además el material particulado fino (PM 2.5) genera accidentes vasculares y alteraciones arrítmica y se disparan los infartos porque es muy pequeño e ingresa a la vía aérea y a la sangre”.

El Gobierno anunció en mayo la restricción permanente para vehículos con convertidor catalítico, la cual rige dentro del anillo de Américo Vespucio y contempla un dígito diario, de lunes a viernes, entre las 07:30 horas y 21:00 horas, una medida que afecta a quienes tienen autos inscritos antes de septiembre de 2011. Esto significa que si utiliza un vehículo de año anterior a esa fecha estará sujeto a la restricción vehicular pese a tener sello verde.

Para el Director del Departamento de Física y académico de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Rafael Correa Devés, “exclusivamente la medida de la restricción está demostrado que es insuficiente para enfrentar el problema de verdad, porque trae como consecuencia el aumento del parque automotriz, ya que las familias están comprando más de un auto por familia y por lo general se compran autos de menor calidad que el primero”.

Correa asegura que “no va por ahí la solución y las nuevas medidas no son muy convincentes porque todos sabemos que Américo Vespucio no es un delimitante tan serio para ver la producción de contaminación, porque hay comunas que están fuera de esta circunvalación y son muy contaminantes, entre las que podemos mencionar a Maipú y La Florida, comunas en las que además están instaladas las industrias”.

La restricción vehicular, según el académico “no son medidas serias y además no va acompañada de cosas más profundas, como por ejemplo mejorar transporte público en tierra. Se han hecho algunas vías exclusivas, pero hay algunas como la de Macul que tampoco son útiles, porque aumentan la congestión vehicular no pública, entonces las medidas que se han tomado no van en la dirección correcta”.

Para este 2018 la Cámara Nacional de Comercio Automotriz de Chile (Cavem) proyectó en su primer informe del año una cifra récord de ventas de 400 mil unidades, superando ampliamente los números de los últimos seis años.

Pese a estas cifras, el académico UTEM señala que los autos efectivamente “son un contaminante serio, pero la restricción no la disminuye la contaminación, es cosa de evaluarlo experimentalmente. Desde 1990 hasta ahora el parque automotriz ha aumentado seis veces, en un 600%, y este aumento la restricción no lo limita”.

Correa considera que los vehículos causan un impacto negativo, pero considera que “sería muy ingenuo pensar que quienes dejan el auto en la casa usan el transporte público para desplazarse, porque no es así, se van en otro auto, en uber o piden un taxi, pero el transantiago no ha sido mejorado en absoluto”.

El académico hace hincapié en que hay otras fuentes contaminantes, como por ejemplo las fuentes de energía y la industrias, “aproximadamente el 60% de la energía en Chile es de combustibles fósiles, eso significa que tenemos energía en base a carbón, a ciclo combinado, y sobre esto no se toma medida alguna, se habla de la energías renovables no convencionales, pero en ningún caso contrarrestan y ni siquiera disminuyen la contaminación de las fuentes energéticas tradicionales en Chile”.

Uno de los principales contaminantes en zonas del sur del país como Coyhaique y Temuco es la utilización de la leña como calefacción del hogar, situación que se vio reflejada en un estudio presentado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que evaluó a 4.375 ciudades de 108 países y reveló que Coyhaique es la ciudad más contaminada de todo América y que a nivel mundial lleva el puesto número 139.

Para Rafael Correa este es un tema que “no se enfrenta con toda la seriedad posible, porque no es fácil controlar el uso de la leña, por no decir que es prácticamente imposible. Además no se crean alternativas energéticas adecuadas, ya que cualquier otra forma de combustible es demasiado caro para los ingresos de la población”.

En cuanto a las posibles soluciones o medidas válidas para hacer cambios más profundos en esta materia el académico UTEM plantea que se podría instalar “sistemas de calefacción centralizados para la población, que puedan abastecer una comuna, como se hace en otros lugares del mundo, sobre todo en países desarrollados donde existen centrales térmicas en base al agua y las personas tienen que pagar por el uso de la calefacción, pero paga mucho menos que si corre por cuenta privada”.

Correa agrega que “en Chile todo el consumo de combustible del hogar es privado y se las tiene que arreglar cada uno por su cuenta, y una familia que de por sí no tiene ingresos altos recurre a lo más barato que es la leña, pero si se plantease un subsidio a la electricidad, en los periodos de invierno, quizás podría mejorar la situación y disminuir el uso de la leña, pero no se propone porque acá la electricidad es un negocio para grandes empresas”.

Si se tratara de generar este tipo de cambios el experto asegura que “se necesita voluntad política, ya que con estas medidas no se estaría cambiando nada constitucional, simplemente estamos hablando de implementar normas que permitan solucionar el tema”.

Respecto al gran parque automotriz que hay en el país, el académico menciona que hay varias medidas posibles como “que ciertos vehículos, después de algún tiempo salgan de circulación, al igual que el transporte público terrestre, así el crecimiento del parque automotriz se podría limitar o restringir, o sea para el peatón debiera ser mucho más caro usar un auto que el transporte público”.

El académico tiende a utilizar el término “medidas reales”, ya que considera que las actuales no ayudan siquiera a solucionar parte del problema, aunque aclara que “este no es un problema de este Gobierno, es de todos, porque se arrastra de hace muchísimos años y por lo visto no hay voluntad política para tomar decisiones serias con vistas a solucionar el tema, optando por decisiones paliativas, para dejar tranquila a la población, pero que no van más allá, eso hace que uno este escéptico a una pronta solución”.

Pese a que el Ministerio del Medio Ambiente fue creado en 2010, Rafael Correa, académico UTEM señala que “las cosas no pasan solo por los ministerios, ellos son encargados de implementar políticas dictadas por los gobiernos, pero son discutidas en el parlamento y dependen de la comuna, municipios, región, etc.”, además asegura que “faltan instancias o instituciones más permanentes que estén más preocupadas del medio ambiente, existen ONG’s, hay algunas instituciones académicas que se preocupan, pero que no dan abasto para la magnitud del problema que se quiere solucionar, se puede constituir una comisión con características de instituto del Estado, donde se dediquen a analizar esto y propongan soluciones reales”.

Para el experto “es evidente que no se quiere abordar porque es un tema político y también económico, porque la política no le quiere apretar el bolsillo a nadie, sobre todo al empresariado, sí a la gente y ese es el tema, aunque sí es posible plantear soluciones atractivas como negocio y esa es la forma de buscar que las comunas, las regiones, en conjunto con los actores sociales reales, ofrezca soluciones atractivas para la población”.

Las consecuencias de la contaminación ambiental son calificadas como “caóticas” por el académico y apunta a que “el que no llueva no es una casualidad, en Santiago es cada vez más difícil que esto ocurra, eso lo estamos viendo año a año, solo hace frío y eso perjudica la calidad del aire”.

“El tema es complicado porque el Gobierno al no tomar medidas se está generando un cambio climático y esto significa que se está destruyendo la calidad de vida de la población, porque está empeorando el entorno, el clima y la salud”, explica Rafael Correa.

En definitiva, el académico UTEM plantea que las actuales medidas “no van en la dirección correcta, lo que va a significar que no va a cambiar la calidad del aire en Chile”.

Por Carolina Vásquez C.

*Foto: laguillotina.cl

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