Rosa Chandía-Jaure, directora ITAT-UTEM: “Queremos construir ciudades más sensibles al agua y a la biodiversidad”

Autor: Joaquín|
La académica del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial y directora del Programa de Innovación y Transferencia en Arquitectura y Territorio (ITAT-UTEM), comparte los avances que deja el proyecto ANID IDEA Refugios Biourbanos y proyecta los próximos desafíos del Núcleo de Investigación Aguas de Barrio.

La Dra. Rosa Chandia-Jaure, académica del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial de nuestra casa de estudios y directora del Programa de Innovación y Transferencia en Arquitectura y Territorio (ITAT-UTEM), impulsa durante los últimos años investigación aplicada en torno a la gestión sustentable del agua en la ciudad.

El Núcleo de Investigación Aguas de Barrio, que consolida sus proyectos anteriores, crece en complejidad y proyección. Lo que comenzó en 2018 como un proyecto financiado por el Gobierno de Santiago, hoy es un espacio de referencia nacional en diseño urbano sensible al agua. Ya avanza en formalizarse como marca y cuenta con nuevas líneas de trabajo, orientadas a la transferencia y a la asistencia técnica.

Entre 2023 y 2025, Chandia-Jaure encabezó el proyecto ANID IDEA Refugios Biourbanos, realizado junto al Programa Jardín Biodiverso de la Universidad Central de Chile. La iniciativa permitió evaluar en terreno la efectividad de diseños urbanos innovadores en pleno casco histórico de Santiago, incorporando flora nativa y soluciones de drenaje sostenible para fomentar la biodiversidad, optimizar el uso de agua y mejorar el microclima.

El cierre de este proyecto no sólo aportó aprendizajes para la disciplina, sino que también abrió nuevas oportunidades de formación para estudiantes de la UTEM y espacios de colaboración con municipios y comunidades. Con ello, la académica reafirma su compromiso con la construcción de ciudades amables, resilientes y en sintonía con la naturaleza.

¿Cómo surge la idea de Refugios Biourbanos?

– Surge de la idea de implementar en espacios públicos -Santiago en el año 2020 y Renca el 2021- prototipos de Plazoletas de Recuperación de Aguas Lluvias, utilizando Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible o SUDS. En el tiempo observamos que los proyectos finalizaban cuando se entregaban a la comunidad, pero no teníamos la opción de evaluar de manera sistemática su comportamiento y la efectividad de la Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) o de los citados SUDS.

¿Qué necesidades se buscaba responder, entonces?

– Algunas plantas no crecían o algunos aspectos fallaban y nos preguntamos si eso era así por el uso del espacio público o por su diseño, ya sea por geometría, implantación o materialidad.
Por otra parte, aprendimos en el tiempo que nuestra experticia en arquitectura e ingeniería necesitaba de la interdisciplina, por lo que nos asociamos con el equipo de ecólogas y biólogos de la Universidad Central, bajo el Programa Jardín Biodiverso, quienes han tenido una trayectoria similar a la nuestra, pero específicamente en la integración de flora nativa urbana.
Propusimos aislar variables y evaluar la efectividad del diseño de los espacios y la integración de ciertas especies vegetales previamente probadas. Así resolvimos evaluar la efectividad del diseño en el comportamiento microclimático, en el ahorro hídrico y en el fomento de la biodiversidad vegetal.

Tras el cierre exitoso del proyecto ¿cuáles considera que fueron los principales aprendizajes?

– Diseñar y construir siempre reporta nuevos aprendizajes, ya que cada realidad local representa distintos desafíos técnicos. En concreto, nuestros prototipos de Refugios Biourbanos se localizan en el casco histórico de Santiago, con terrenos muy alterados respecto de su estado natural.
Entre aspectos valorables, por ejemplo, pudimos aprender en detalle tanto los aspectos técnicos como normativos para la implementación de SBN para la regeneración de aguas grises en entornos urbanos. En temas de biodiversidad, evidenciamos cómo cuando se crean paletas asociativas de especies vegetales diversas, éstas empiezan a colaborar entre sí y generan sinergias positivas, en que la especie nativa ya no sólo es la especie vegetal, sino que también los insectos y aves son atraídos a áreas donde antes de las intervenciones no se observaban.
Dotamos de una nueva biodiversidad una zona densamente urbanizada de la ciudad. En términos de microclimas, aprendimos que es necesario un tiempo más extenso de monitoreo que permita evaluar el microclima para las personas, para dar tiempo al crecimiento y consolidación de los componentes.

¿Qué impacto tuvo esta iniciativa en la comunidad y en la formación de estudiantes de la UTEM?

– Lo más valioso ha sido el espacio de experimentación in situ, para poder transmitir tanto a actores públicos externos, de municipios y de la sociedad civil en general, de componentes que son parte de una experiencia espacial, muy distinta de lo que se puede entender en manuales o referentes externos.
Así, hemos ayudado a muchos actores públicos a visualizar con mayor claridad la importancia de estas intervenciones para construir nuevos imaginarios del bienestar urbano. El proyecto permitió la construcción de lo que ahora llamamos Aguas de Barrio Lab, que es un laboratorio abierto de experimentación en Soluciones Basadas en la Naturaleza, para el Diseño Urbano Sensible al agua.

Recientemente recibieron una distinción en los Premios del Agua. ¿Qué significado tiene este reconocimiento para usted en lo personal y en lo profesional?

Entre 2024 y 2025 se trata del tercer premio que hemos recibido por el reconocimiento a la innovación en investigación para la sustentabilidad en la ciudad. Hay un grupo importante de investigadores, profesionales, estudiantes y funcionarios que han dado vida en los últimos años a nuestro trabajo en Aguas de Barrio.
En lo personal, es el reconocimiento para decir que estamos haciendo cosas buenas para ayudar a tener una ciudad más amable y sensible con el entorno en el futuro. Me siento feliz de que todas estas ideas que han estado por muchos años haciendo resistencia en el quehacer de mi disciplina -la arquitectura- ahora están siendo valoradas. Es un campo de especialización de la arquitectura que yo siento que es un real aporte a la sociedad en la que vivimos.

¿Cómo evalúa el rol de la academia frente a los desafíos actuales relacionados con el agua?

– Aguas de Barrio es el resultado de todos los proyectos que hemos construido y nos ubican como referencia a nivel nacional sobre innovación en diseño de espacio público para escalas barriales. Apoyamos permanentemente en el fortalecimiento de nuevas capacidades a equipos técnicos de arquitectos/as e ingenieros/as que trabajan en el diseño del espacio público, incentivando este enfoque sustentable del diseño urbano. En el espacio de la academia y la investigación es donde se pueden poner a prueba modelos tecnológicos que por la innovación pueden fallar, se pueden replantear y mejorar.

En este sentido, los grandes desafíos deben apuntar a buscar problemáticas para resolver. A nuestro núcleo actual, que es Aguas de Barrio, nos llegan necesidades de municipios que son muy diversas, cada una puede representar un desafío de investigación para incrementar el conocimiento local en torno a la gestión más sustentable del agua en la ciudad.
Como institución, somos una contribución en el ámbito del diseño y ejecución de proyectos de Diseño Urbano Sensible al Agua. Un buen ejemplo de ello está en la reciente inclusión de Aguas de Barrio en el catálogo del Minvu para implementar SBN. En esta guía, aparecen dos proyectos nuestros como referentes para el diseño y construcción de estas ciudades que necesitan adaptarse al Cambio Climático.

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